Pekinés

Las primeras documentaciones sobre esta raza han aparecido en grabados coreanos de hace 4000 años. En el siglo VIII ya se lo conocía por ser el capricho de la familia imperial de China. Y durante muchos años, este perro fue el privilegio de los nobles chinos y el perro oficial del budismo. La implantación del Pekinés en occidente se produjo a mitades del siglo XIX gracias a las importaciones de Gran Bretaña.
La leyenda cuenta que el primer Pekinés nació del amor de un león con una mona. El rey de la selva se enamoró locamente de una mona y sacrificó su tamaño y su fuerza por este amor. Así nació y heredó el valor, la nobleza y el orgullo de su padre, y el tamaño, la inteligencia y la dulzura de su madre.
Suelen ser perros independientes, muy digno, refinado, a veces engreído y cree que puede hacer lo que quiera. Con los extraños se muestra indiferente pero con los suyos es apegado y atento.
Le repugna el ejercicio físico.

Pequeño, compacto y pesado. La parte delantera de su cuerpo es muy masiva y ancha, y la trasera, más normal y bastante estrecha. La cabeza es relativamente grande en relación al cuerpo. Tiene unas orejas pegadas contra la cabeza y llenas de unos flecos muy largos que se le confunden con el resto del pelaje. Tiene un pelo abundante, largo, recto y un poco áspero. Se admiten todos los colores en el pelaje excepto el albino o el color hígado.
Es difícil de educar, atiende a los halagos y caricias y no a las órdenes. Necesita una dieta equilibrada desde cachorro para prevenir la obesidad.
Debido a su larga melena, los cuidados de este pelo deben empezar a temprana edad y son más exigentes al surgir el pelo adulto. El cepillado de pelo requiere un par de horas a la semana pero no necesita ningún corte ni peinado especial.

La mayoría de los problemas de salud del Pekinés se deben a su estructura, es propenso a cálculos del sistema urinario y degeneración de discos intervertebrales. Los problemas más frecuentes son los oculares, desde enfermedades como cataratas juveniles hasta irritaciones por el pelo, distiquiasis, atrofia progresiva de retina y “ojo seco”.

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